Lo
primero que hay que recordar continuamente es que la compasión no puede
ensayarse.
Es
en este punto donde todos los seguidores de todos los grandes maestros
religiosos se han equivocado.
Una
compasión practicada es simplemente la misma pasión con un nuevo nombre.
Es
la misma energía contaminada de deseo y de motivación corrupta y puede
convertirse en algo muy peligroso para otras personas, porque en el nombre de
la compasión puedes destruir, en el nombre de la compasión puedes crear
esclavitud.
No
es compasión, y si la practicas, estás siendo artificial, formal, de hecho, un
hipócrita.
Buda
alcanzó la compasión a través de la meditación;
ahora
los budistas practican la compasión.
Jesús
alcanzó la compasión a través de la meditación;
ahora
los cristianos, los misioneros cristianos, practican el amor, la compasión, el
servicio a la humanidad.
Pero
su compasión ha demostrado ser una fuerza muy destructiva en el mundo:
su
compasión sólo ha creado guerras, su compasión ha destrozado a millones de
personas que han acabado en oscuros cautiverios.
La
compasión te libera, te da libertad;
pero esa compasión tiene que llegar a
través de la meditación, no hay otro modo.
Buda
ha dicho que la compasión es un derivado, una consecuencia.
Tú
no puedes acceder a una consecuencia directamente, tienes que actuar; tienes
que producir la causa y le seguirá el efecto.
De
modo que si realmente quieres entender en qué consiste la compasión tendrás que
entender qué es la meditación.
Olvídate
de la compasión, llega espontáneamente.
Intenta
entender qué es la meditación.
La
compasión se puede convertir en un criterio para ver si tu meditación es correcta
o no.
Si
la meditación ha sido correcta, inevitablemente llegará la compasión; es
natural, le sigue como una sombra.
Si
la meditación ha sido errónea, no le seguirá la compasión.
De
ese modo la compasión puede funcionar como criterio para ver si la meditación
ha sido realmente correcta o no.
Incluso
la meditación puede ser incorrecta.
OSHO
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